Voy llegando
Me bajé poco más adelante de la estación Bellavista, un día me extrañó no ver el puente, pero al caminar, sentir esas baldosas sueltas sospechosas, no esperar las luces verdes y doblar un par de esquinas, llegué al lugar, variopintas personas y sonidos también, una calle separaba lo apolíneo de lo dionisíaco, pero todavía quedaba un ascenso al cerro de la locura. Era fácil perderse, sin embargo siempre podías volver a este lugar, sentir que entre todo el caos, bastaba reposar en alguno de los tantos escalones disponibles, para saber donde estabas. Contesto: «¿Donde estai’ weon?» «En la Pinto».
@de_feijoas – De Feijoas